Guía Turística de Cuba

Música

La música es, con casi toda seguridad, la manifestación artística cubana más difundida en el mundo. Ya desde principios del siglo XX, la música cubana se expandió fuera de los limites de la Isla, y desde entonces han tenido similar éxito la mayoría de los ritmos que han surgido, estableciendo pautas incluso a nivel internacional. La música es, sin duda alguna, la que más ha influido en la personalidad del cubano y la que ha desarrollado el proceso evolutivo con más rapidez y fortaleza.

La Habanera, género musical nacido de la danza criolla y la contradanza, influyó en el surgimiento del tango argentino y otros aires sudamericanos. En las contradanzas de Manuel Saumell (llamado El nacionalista) se encontraba ya el tiempo de habaneras; en La Tedesco, por ejemplo, la primera parte es prácticamente la forma que tendría después el danzón. Incluso la canción y la guajira quedaron esbozadas en muchas de sus composiciones.

El son y el bolero llegaron a La Habana desde las provincias orientales, específicamente de Santiago de Cuba. El bolero apareció a principios de este siglo con los grandes compositores Alberto Villalón y Sindo Garay, y con gran influencia de Pepe Sánchez (que escribió el primero: Tristezas, en 1883). Aunque las principales canciones de la vieja trova eran boleros, se destacaron como compositores Orlando de la Rosa e Isolina Carrillo, quien dejara uno de los legados más sublimes de todos los tiempos con el bolero Dos gardenias. Desde la segunda mitad del siglo XIX se tiene noticias de la existencia del son montuno.

En 1920 el Sexteto Habanero hace su aparición en los salones de baile de alta sociedad, en la Capital. El trío Matamoros comienza su larga e importante carrera en el año 1925, en Santiago de Cuba, y deja varias de las canciones clásicas cubanas como Son de la loma, Mariposita de primavera y Lágrimas negras. Poco después, llega la primera época de oro del son, y surgen decenas de sextetos y septetos, algunos de los cuales empiezan a grabar para grandes disqueras norteamericanas.

A los primeros exponentes del son le sucedieron Arsenio Rodríguez, Miguelito Cuní, Félix Chapotín y Roberto Faz, mientras Arcaño y sus Maravillas, La Sensación, y otras orquestas danzoneras y charangueras, amenizaban los principales eventos bailables capitalinos de esta primera época (años 40 y 50). En 1950, Enrique Jorrín da a conocer La engañadora, primer chachachá, y Pérez Prado compone, en 1952, su primer mambo.
El segundo esplendor del son ocurre en la década del 50, con la aparición de un hombre autodidacto procedente de Cienfuegos, Benny Moré, quien años más tarde se ganaría el título de “El bárbaro del ritmo”. Este compositor y cantante revitalizó la forma tradicional al llevar el son montuno a un concepto de jazz band. Él es el músico cubano que más ha influido en el proceso evolutivo de la música cubana y caribeña.

En 1970, surge la orquesta de música popular bailable Van Van, con una sonoridad típica y moderna. Más tarde, el son le brinda su estructura a la salsa, que incorpora, además, ritmos caribeños y sonoridades de la música proveniente de las comunidades cubanas, dominicanas y puertorriqueñas, en Nueva York. La salsa cubana, muy conocida hoy en día, en casi todos los países del mundo, tiene su crecimiento y esplendor a finales de los 80 y principios de los 90, con la madurez de orquestas como Van Van, NG La Banda, el Grupo Irakere y el surgimiento de orquestas jóvenes como Paulo FG y su élite, e Isaac Delgado, entre otros, que se mantienen con pleno éxito musical hasta nuestros días. La encarnación de la música cubana más reciente combina los sabores de salsa con los ritmos de hip-hop y una mezcla de música brasileña. Esta música, presente en artistas como Isaac Delgado y el conjunto Klimax, es muy controvertida.

Los ritmos populares cubanos más difundidos son el son, el danzón, el chachachá, el mambo y la actual salsa, que es una derivación del son. Además, haciendo gala de la universalidad de la cultura cubana, también existen un jazz cubano, así como un hip hop y rap cubanos, con raíces en el jazz de Estados Unidos y el reggae de Jamaica. Chucho Valdés, destacado músico de jazz, tiene merecido reconocimiento a nivel mundial. En años recientes, ha habido una resurrección en las carreras de artistas como Ibrahím Ferrer (cantante), Rubén González (pianista) y Compay Segundo (guitarrista y cantante), gracias al éxito de su conjunto, Buena Vista Social Club.